Overcoming a history of traumatic violence, Ruth Buendía united the Asháninka people in a powerful campaign against large-scale dams that would have once again uprooted indigenous communities still recovering from Peru’s civil war.
Meet Ruth Buendía
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Overcoming a history of traumatic violence, Ruth Buendía united the Asháninka people in a powerful campaign against large-scale dams that would have once again uprooted indigenous communities still recovering from Peru’s civil war.
Superando una historia traumática, Ruth Buendía Mestoquiari unificó el pueblo Asháninka en oposición a la construcción de dos represas grandes que hubiera desarraigado comunidades indígenas aun recuperando de una guerra civil en Perú.
Antecedentes
En 2010, los gobiernos de Brasil y Perú aprobaron un acuerdo energético bilateral que propuso la construcción de una serie de represas grandes en el Amazon. Bajo este acuerdo, se exportaría la mayoría de la energía producida a Brasil. Las comunidades locales recibirían pocos beneficios económicos y sus tierras ancestrales estarían inundadas durante la construcción.
Los Asháninka son un grupo de gente indígena viviendo en el sitio propuesto para la represa de Pakitzapango. Han hecho su hogar al lado del río Ene en la ceja de selva, dedicándose a la agricultura de subsistencia, la cacería y la pesca.
El acuerdo energético fue aprobado sin consulta previa de los Asháninka, una violación del convenio de la Organización Internacional de Trabajadores (OIT) — ratificó por Perú en 2006 — lo cual requiere que los gobiernos consulten a comunidades indígenas antes de iniciar proyectos de desarrollo en su territorio.
Motivación
Ruth Buendía Mestoquiari tenía 12 años cuando el Sendero Luminoso invadió el territorio de los Asháninka y estableció su base de operaciones. Su padre fue asesinado en la violencia que siguió, y su madre le mandó a Lima en busca de seguridad. Miles de Asháninka murieron durante el conflicto; miles más huyeron de su tierra ancestral.
Después de volver a su hogar, Buendía estaba trabajando en una jugaría cuando un cliente le reconoció como Asháninka y le animó a unirse a la Central Asháninka del Río Ene (CARE). Con el deseo de reconectar con sus raíces y contribuir a la reparación de los Asháninka, empezó como voluntaria con la organización, apoyando la gente indígena a conseguir sus documentos necesarios para asistir a la escuela y poder recibir servicios públicos.
Viajando por el valle del Río Ene, Buendía conoció a varios jefes locales que conocieron y respetaron a su padre. Por la primera vez en su vida, se sintió en casa y con CARE ella floreció. En 2004, el presidente de CARE cumplió el periodo el cargo de la presidencia de la organización y Ruth, a los 27 años, fue elegida como la primera mujer para ser presidente de la CARE.
Poco tiempo después de su elección histórica, Buendía se enteró por el periódico de las represas propuestas en el valle del Río Ene. El gobierno peruano no contestó sus pedidas para información, pero llegó a ser claro que las represas masivas desplazarían miles de Asháninka—abriendo viejas heridas de la guerra civil apenas una década antes.
Impacto
Buendía y sus colegas con CARE iniciaron una campaña de sensibilización con las comunidades Asháninkas, creando conciencia acerca de la represa y sus impactos. Usando simulaciones digitales, demostraron como se inundaría el valle durante la construcción. Además, organizaron una asamblea regional y unificaron a los Asháninka en oposición a la represa.
Buendía también llevó su lucha a los líderes internacionales. Viajó a Washington DC y como representante de la delegación Asháninka presentó un reportaje sobre los impactos del desarrollo de proyectos energéticos en Perú para la gente indígena a la comisión interamericano de los derechos humanos (IACHR).
En diciembre de 2010, como resultado directo de las iniciativas de Buendía, el Ministerio de Energía del Perú rechazó extender las concesiones para la represa de Pakitzapango. El próximo año, Odebrecht, el principal financiador de otra represa, el Tambo 40, anunció que abandonaba el proyecto debido a la oposición de las comunidades locales.
Mientras que el proyecto de Pakitzapango sigue en trámites judiciales, Buendía ahora está trabajando para establecer derecho a la tierra para los Asháninka y desarrollar un plan de maestro para la Reserva Comunal Asháninka que permitirá las comunidades locales a ganarse la vida por vías económicas sostenibles, incluyendo el cultivo de cacao, café, ajonjolí, achiote orgánico, para la comercialización de estos productos se ha conformado una asociación de productores ashánincas “Kimito Ene”.
Información acerca del Premio Ambiental Goldman
El Premio Ambiental Goldman, apoya a individuos que luchan para triunfar en logros ambientales a pesar de tenerlo todo en contra, y al mismo tiempo inspiran a las personas a realizar acciones extraordinarias para proteger los recursos naturales de nuestro mundo. El Premio Ambiental Goldman fue fundado en 1989 por los líderes cívicos y filántropos, Richard N. Goldman y su esposa Rhoda H. Goldman.
Los galardonados del Premio Ambiental Goldman están seleccionados por un jurado internacional y de nominaciones confidenciales con el apoyo de una red mundial de organizaciones ambientales e individuos. Los galardonados, participan en una gira de 10 días en San Francisco y Washington, D.C., en una ceremonia de presentación del premio, entrevistas con la prensa y reuniones con políticos y líderes diversos de la política pública y del medio ambiente. Para mayor información, visite a la página web del Premio Ambiental Goldman: www.goldmanprize.org.
How You Can Help
- Volunteer with CARE (Spanish only) and help them improve the Asháninka’s health and education.
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